¿Tradición cultural o masoquismo?

Els `bous al carrer´ han sido y son una práctica que se ha desarrollado a lo largo de los años en la gran mayoría de los pueblos valencianos y, aunque siempre han estado en el punto de mira, ahora lo están más que nunca. El informe realizado por el Consell Valencià de Cultura (CVC) sobre la normativa de esta festividad insta a la Generalitat Valenciana a que suprima el `bou embolat´ debido al “sufrimiento innecesario que padece el animal”. Y con motivo.

Esta decisión se aprobó ayer por 11 votos a favor, 4 en contra y 3 en blanco y aunque se pretende cambiar el fuego por bengalas u otros artefactos pirotécnicos, el conseller de Gobernación, Serafín Castellano, afirma que seguirá dando permisos para que se siga celebrando esta festividad. Al parecer hay cierta disparidad entre las autoridades valencianas…

Cada año se celebran más de 6.000 festejos taurinos en un 60% de los pueblos de la Comunitat, cifras que no disminuyen a pesar del peligro que conlleva vivir este espectáculo. Son muchos los muertos, parapléjicos y heridos los que han experimentado las consecuencias de estar cara a cara con un animal salvaje de tales dimensiones, pero parece ser que las estadísticas no hacen escarmentar a nadie.

Son toros con memoria puesto que una vez aprenden la táctica del acecho son amaestrados para salir a la calle y hacer un espectáculo de su fisionomía y potencia, como si de un mono de feria se tratara, pero esta vez más grande. La madurez sexual de estos animales se produce a los 16 meses lo que les obliga a separarse de su madre para iniciar una vida independiente junto con otros de su misma especie. Existen castas dentro de los grupos, en las que los toros dominantes disputan peleas con los otros rivales que pretender conseguir tal reputación. Tras no alcanzar su objetivo se convierten en toros `abochornados´, en otras palabras: merecen ser apartados y maltratados por el resto de la manada, lo que les hace volverse peligrosos e irascibles. Ésos son los que salen a la calle.

Por mucho que limen sus cuernos e intenten restarle importancia, els `bous al carrer´ no sólo es un peligro para aquellos que disfrutan de la fiesta, sino también para los animales en si. Como defensora de los derechos de los animales, deberían suprimir esta fiesta o, como mínimo, eliminar el `bou embolat´; ni cambiar el fuego por bengalas ni nada parecido, que por mucho que se distinga el toro en la oscuridad de la noche, las heridas que produce en los ojos y cara del animal son, desgraciadamente, irreversibles. ¿Nos encontramos ante una pérdida cultural y tradicional? Puede que sí, pero todo sea por garantizar una mayor y mejor calidad de vida a estos animales.

Nerea